Llegamos a la parte más dolorosa de la vida de Pablo y me cuesta narrarla.
Pablo se enferma de hepatitis en octubre de 2001. Tiene 15 años.
Ana, su madre, lo lleva a un médico (cuyo nombre voy a omitir) y yo lo llevo para examenes de sangre. Está cansado y debil, se queja de la caminata al metro.
El doctor lo diagnostica con una hepatitis A, la forma de hepatitis más común y menos peligrosa. Tiene que guardar cama y seguir una dieta especial.
Se infecta un dedo y Ana lo lleva a la emergencia del Hospital de la Universidad de Chile donde un médico se da cuenta que algo no está bien.
Es hospitalizado al tiro y después lo lleva a una sección especial del hospital donde está aislado y para verlo uno tiene que entrar con mascarilla.
Pablo tiene anema aplastica, la medula osea no está funcionando.
Sólo tres personas tienn derecho a entrar y estar con él, yo, Ana y Erg.
Pablo vive dos meses en esa pieza especial. Todos sabemos lo que pasa finalmente y es demasiado doloroso hablar más del tema.
Agradezco a todo el mundo que se interesa en la vida de Pablo y que se acuerda de él
Fue una linda persona, con un sentido de humor excepcional, con empatia con los otros, sin agresiones y sin odio. Lo echamos de menos. El mundo es más pobre sin el.
Te queremos mucho.