domingo, 27 de diciembre de 2009

presente y no presente

Tómele la mano y dígale todo lo que nunca le dijo, aconseja la enfermera. En casi impenetrable sueño .

Las máquinas señalan un pulso rápido, la presión arterial en descenso. Toco la alarma. Corren. Inyectan un remedio después de otro en la bolsa que te alimenta por la vena. Entra Ana.

Despiertas, sonriente, contento que Amores de Mercado está empezando. Te dejo, viendo tele, con una palmada en el hombro, "nos vemos mañana".

Te veo nuevamente en la madrugada, transformado, pasado la linea delgada que nos separa de no ver más, de no sentir más, de no estar más presente, pero siempre presente, Pablo, amigo querido.

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